El compositor del Salmo 100 tomó su lealtad al Señor en serio y quiere que los demás hagan lo mismo. "¡Dar un grito de alegría al Señor!". Su pueblo salió a expresar libremente su alabanza a Él, porque Él era el pacto, el Dios de Israel, el Dios sobre todas los demás llamados dioses. Ellos fueron llamados a centrar todas sus energías en él y en su bondad.
La bondad y la gracia de Dios nos debe motivar a expresar libremente nuestro amor y lealtad a Él con gritos de alegría. Esto puede significar que los que son más reservados deben empujar los límites de la moderación y aprender lo que significa ser expresivos en su alabanza a Dios. Los que son tan expresivos hacen que se pierda la belleza del silencio y puede que tengan que aprender de aquellos cuyo estilo es más reflexivo.
La adoración es un tiempo para centrarse en nuestro Creador, Redentor y Pastor, y celebrar lo que ha hecho.
Nuestros pensamientos acerca de Dios nos deben conducir a la alabanza gozosa.
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